Se sentía acomplejado por su nariz, pero una lección inesperada le cambió la vida
El cálido abrazo que recibió, acompañado de una frase cargada de promesa, avivó la llama de la esperanza en su interior. «Voy a ayudarte», resonaron las palabras en los oídos de aquel hombre que, tras años de penurias, veía abrirse una rendija de luz en su camino.
En un acto de altruismo y pericia médica, un cirujano plástico estadounidense decidió reconstruir, sin costo alguno, la nariz de un trabajador de la construcción, marcada por una deformidad que le había complicado la vida durante años. Al conocer el infortunio que aquel hombre enfrentaba a diario, el especialista no titubeó en emplear su destreza quirúrgica para devolverle no solo su rostro, sino también su confianza. Y los resultados fueron elocuentes.
Conrado Estrada, un pintor y obrero de 57 años residente en Port Chester, Nueva York, llevaba largo tiempo padeciendo los estragos de la rinofima, una afección cutánea que provoca un crecimiento desproporcionado de la nariz, haciéndola más gruesa, enrojecida y plagada de protuberancias.